Este es un consejo simple, pero fundamental para mantener una higiene bucal efectiva.
Con el tiempo y el uso diario, las cerdas del cepillo se desgastan, se deforman y pierden su eficacia para limpiar adecuadamente los dientes y las encías.
Un cepillo de dientes viejo y deshilachado no puede remover la placa bacteriana de forma eficiente.
Además, las cerdas desgastadas pueden ser más agresivas para las encías.
Cambiar tu cepillo con regularidad asegura que siempre estés limpiando con la máxima eficacia.
Como regla general, cámbialo cada tres o cuatro meses, o antes si notas que las cerdas están muy abiertas, dobladas o deterioradas.